miércoles, 9 de febrero de 2011




En relación con la idea de abrirme a ese mundo vegetal tan presente, me pareció importante analizar en el lugar concreto de posición los elementos existentes y mantener las preexistencias vegetales y de caminos que aparecen en la zona. Así emepecé a tantear unas posibles costuras entre los árboles, sus directrices, el espacio que había entre ellos para construir sin destruir, y de este modo que me fueran determinando el origen de mi edificio. Tras algunos tanteos con esas costuras, llegué a la conclusión que la mejor opción para este punto en concreto era generar dos piezas que se superpusieran y se deslizaran una sobre otra para entregar un espacio permeable al exterior. Orientando el edificio al campo.

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